RE-VINCULACIÓN
Es la posibilidad que se le da a un niño de comenzar a ser escuchado por un adulto. Se desarrolla en un clima lúdico…y con la condición de que no se hable en la sesión del otro progenitor ausente.
Pero tengamos en cuenta que es el progenitor conviviente quien debe habilitar ese vínculo.
Pensemos en algunos de los efectos que en el psiquismo de un niño producirá el crecer ante el aniquilamiento de una de las figuras parentales.
Cuando se hace desaparecer a una madre o a un padre de la vida de un niño, inconscientemente, o bien se lo idealiza o bien se lo trae a la escena de su vida identificándose con aspectos negativos de este y hasta repitiendo en sus elecciones futuras ocupar el lugar que se le ofreció en la infancia, padeciendo de ese rol que se le adjudicó.
Quien vivió con la sensación de haber sido abandonado por uno de sus padres, en el futuro se convertirá en alguien abandonico o generará situaciones en las cuales se haga abandonar. Pero su vida girará alrededor de la palabra “abandono”.
El crecer con odio, inculcado por el progenitor conviviente hacia el otro, tendrá consecuencias en su identidad, en el modelo de pareja a elegir en el futuro, en las demás relaciones intersubjetivas, y en el contexto social.
El primer objetivo es que el niño se distienda, pierda el miedo a sentirse atacado, cuestionado, interrogado…y que se pueda llevar de la sesión, esa partecita de madre o padre que juega, que sonríe…ese que tal vez conoció alguna vez…o ese aspecto de él que nunca pudo tener, ya que siempre estaba peleando con su madre.
El tratamiento de revinculación, es un proceso que requiere de varios pasos.
En primer lugar la Lic. Alemán –directora de la institución- realiza una entrevista individual a cada uno de los progenitores, en las que luego de escuchar su relato sobre la problemática que los aqueja, se le explica la modalidad del trabajo a seguir.
Los menores son entrevistados por Psicólogos del equipo de infanto-juvenil, por separado. No sólo para establecer un vínculo de confianza con la profesional, sino porque es necesario escucharlos a cada uno, dado que pueden tener edades diferentes y vivencias distintas de lo acontecido. También procurando que la concurrencia a la Institución, en el caso de los pequeños sea distendida y se de en un espacio lúdico.
Siempre es caso por caso, pero lo habitual es que luego de varias entrevistas individuales con los menores, se invite al progenitor no conviviente a ingresar al consultorio. En el caso de niños pequeños, a jugar una hora; en el caso de más grandes, a que la profesional ayude al niño a poner en palabras aquellas cosas que desea transmitir al adulto y así pueda ser escuchado.
Una vez que se considera el alta en la revinculación, se puede pasar a Salidas Asistidas, con un Acompañante Psicoterapéutico de nuestro equipo, cuando el caso lo amerite. Por otro lado, es fundamental que se vayan realizando sesiones Coparentales, con una profesional del equipo que no sea quien realice la revinculación. Ese, es por lo general, el espacio donde se destraban las dificultades, y se genera la posibilidad de alguna forma de dialogo entre los padres, situación que alivia muchísimo a los menores.